Quijote y Sancho, del artista plástico y poeta trujillano Miguel Montilla "La Peña" |
Diez
pares de oídos; en Informes del Viento: Crónicas y Anécdotas. (I/II)
La
ficción evoca y hasta propicia la realidad. De algo así hablé en mi artículo anterior, porque la ficción como
discurso nacido de la imaginación creadora, hermanado con la mentira, de
similar naturaleza, crea una realidad alterna que puede servir de mesa de
experimentación o de representación, como una maqueta, porque recrea y plantea
una lógica, un devenir, un “ser” hipotético, de no ya una realidad sino de la
realidad -o para ella. La posibilidad que nos concede la imaginación y el
razonar lo circundante, de construir una realidad alterna, siempre serán
benefactores de que la ficción suceda y sea útil.
La ficción es híbrido ideal de lo no sucedido con lo que
sí. No es posible crearle sin elementos de lo vivido. No puedes comunicar lo
que es ajeno a tu consciencia. La ficción alimenta a la realidad como esta a la
otra, en constante ciclo, dándose una a la otra en función de sí. Así también
proyectamos y recreamos nuestras vidas. En el caso de la literatura, hablamos
de su materia prima. Porque construir ficciones para la contemplación, es un
llamado a la reflexión de la realidad objetiva, porque la literatura, como
todas las artes, es un gran anecdotario de la humanidad, almacén de experiencia
humana.
Diez pares de oídos
7:43
am.
-Amigo,
¿qué le pasa? ¿Por qué no esperó a la doña? De aquí a que pase otro bus es un
buen rato…
-A
mí nadie me dice cómo trabajar. Ese pasaje igual me lo pagan más abajo.
-Está
bien, muy bien, comprendo la cosa, déjeme acá, con un animal como chofer no
pienso irme. Me espero ese otro rato en que llegue el próximo y listo… ¡Ábreme
la puerta!
-¿Cómo
estás diciendo pendejo?
-Que
me abras la puerta, animal.
-Voy
a tener que parar el bus porque el panita amaneció alterado.
-¡Que
me abras la puerta ya, te digo noj…!
-Pero
no abriré la puerta y en cambio te daré esta llave, no de la puerta sino una
inglesa que tengo, y va a ser en la cara…
8:09
am.
Cuatro
horas y aunque con el número ya en mano, sin saber si me llevaré algo. Esto de
venirme de la casa a estudiar y trabajar no es como lo esperaba. Y el montón de
malandros y esa universidad lenta. Capaz en casa estuviese más tranquilo,
saliendo entre árboles a conseguir algo o ayudando a afanar en lo que sea,
porque es que no hay tiempo de esperar estas casi treinta materias restantes.
No importaría ponerme a sembrar por lo de que no hay semillas, ahí me las
arreglo con los Hernández y esta vez no arrugaré y me gano la media completa.
Estudiar y trabajar a estas alturas del país, yo que estaba tan contento en mi
campo…
3:35
pm.
“…
es que no tiene idea de los esfuerzos que hace El Gobierno para hacer llegar
todo esto al pueblo…”
3:46
pm.
“Si
lo sacan de la cárcel esto se arregla, habría otra perspectiva. Ese tipo es el
que nos sacará de este peo. Es que todos estamos embromaos…”
4:01
pm.
“…
si, chamo, lo de la señora que se suicidó por no calarse lo de los
medicamentos…”
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