Ir al contenido principal

Monólogo del emigrante venezolano

Escultura por Bruno Catalano

Monólogo del emigrante venezolano

Me voy del país y aun no me lo creo. Es que ya tiene fecha el vuelo, y no me lo creo. No he preparado nada para ese viaje porque… no me lo creo, no lo acepto… Siento que es tan absurdo esto de irme de donde pertenezco, me inquieta pensar que este ya no será mi clima cotidiano, que voy a tener que aprender nuevas direcciones, que la forma de ser, de hablar… y hasta de mirar de las gentes no va a ser la que conozco; nunca hubiese comprendido lo que es sentir que voy a extrañar a esos extraños de la calle, esos que no conozco pero que son los de mi calle; esos, que como yo, no tienen sino cédula de identidad en vez de pasaporte. Ahora yo voy a tener pasaporte. Visa, no sé cuándo. Los planes que tenía acá ya no existen, porque los planes no se quedan o se trasladan a ningún sitio, ellos se dan o nunca existieron… Me voy y no puedo creerlo, me duele, tanto… Siento que dejo el amor, mi trabajo, mis pasiones… mis amigos, mis amigos que más que empatía compartíamos esta tierra, la cerveza de acá, el cocuy… no sé cuándo vea estas montañas de nuevo… Mi casa, mi cama, mi biblioteca que no me puedo llevar… Irme es matarme acá y nacer allá, empezar de nuevo: nuevas calles, nuevos extraños en la calle, nuevo primer libro, nueva cama… ¿El amor? El amor estaba acá porque acá lo conocí y lo sentí; si no fuese por esta tierra, la palabra amor no tuviese sentido. Aun no creo que me vaya, se me revienta el corazón, y honestamente, no quiero: no quiero irme. No quiero irme, me duele irme. Ya quiero volver, necesito volver y mis maletas aún no están listas para la partida. Me molesta que otros decidan cómo debo vivir mi vida, dónde, me arrecha que el descaro de unos pocos nos obligue a esto, a sentir que la vida se subestima en donde se supone que nos la otorgaron. Desfallezco de indignación porque la moral la han atornillado a un grupo de imbéciles que no me dejan crecer porque mi criterio de libertad les incomoda. Me duele que querer lo mejor, acusar el descaro y exigir lo que se supone es ley y derecho, sea un atrevimiento y peor aún, que tanta gente con cédula de identidad, y no con pasaporte, sea capaz de cambiar el progreso y la integración por un dogma absurdo, ridículo, avergonzante y lleno de falacias y que con todo eso, se erijan como el alfa de la ética, criticándonos por no sentirnos conformes con el desastre que con desfachatez ¿creen? que no poseen o no proyectan. ¿Desde siempre en la humanidad hubo tanto ciego? Desde siempre, sólo que para estos tiempos, los pasados ideólogos del futuro, no lo esperaban… Esto, así, no podía acabar distinto. Hemos logrado igualar el concepto de progreso, como humanidad, con el de utopía.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Acoso

La verdad es que yo, como estoy seguro pasa con la mayoría de mis congéneres, no conozco lo que es el acoso. Es más, soñaba de adolescente con que me persiguieran las chicas. Esto hoy día, lo encuentro tan revelador sobre lo que no he vivido y que otras personas sí, como elocuente sobre los prejuicios tan internalizados que tenemos como individuos sociales. 

Discursos de odio, desinformación, y redes sociales: asuntos de supervivencia y justicia

¡Al fin hago un reporte en Facebook sobre discursos de odio, y me hacen caso! En una publicación desinformada sobre la comunidad LGTB+, llena de seguidores de la desinformación, entre tantos mensajes destructivos y sesgados, uno de ellos resaltaba: mostraba en un meme la foto de Hitler, invocándolo para "solucionar un problema" sobre dicha comunidad, siempre conocida, siempre ocultada, mas, actualmente, bastante bien estudiada científicamente. Con sólo rasgar un poco en el catolicismo más reaccionario, en el protestantismo más ciego, y buena parte de la izquierda que parece que no sabe que es conservadora, como la estalinista y maoista, podemos llegar al principal sustrato de su política social y económica, que es ambidiestra: el autoritatismo, la erradicación cognitiva de contrastes y matices, el pensamiento único, que no es asumido por los más brillantes, de paso, sino por los más egoístas. No existen gobiernos "progres" persiguiendo el cristianismo ni a quienes s