Ver al papa Francisco como comunista, no sólo es reduccionista y caprichoso, sino también es dejar de lado factores ideológico/históricos, hasta donde pienso en este momento, por cuenta doble: el papado es, no sé si el único, sobreviviente de la época en que gobernaban las monarquías absolutas, no hay cabida para una dictadura de ningún proletariado; el Vaticano no produce ni piensa producir nada y por eso no planifica nada, más que sus fuentes de ingreso, que son inimaginables... Bueno, tampoco es que hayamos visto materializarse alguna utopía. Ningún papa puede cambiar los fundamentos doctrinales extrabíblicos y la estructura del poder en esa monarquía absoluta.
Pero la verdadera razón por la que ningún papa puede cambiar a profundidad la estructura que encabeza, es porque funciona perfecto para sus objetivos terrenales, sostenidos por procesos también terrenales, que a su vez, son, y no otra cosa, los que evitan que esta religión se extinga en este mundo tan material como financiero: el Vaticano no es la sede de una religión, es el centro de gravedad de todo un complejo entramado de evación de impuestos, lavado de dinero, mendicidad, empleado para la acumulación de riquezas e influencias que se extienden en casi todo el planeta, y no desde hace poco, como es el caso de Estados Unidos: ningún cardenal le va a dar su voto a un comunista para que sea regente de esta vulgarmente pletórica monarquía teocrática.
El segundo: este papa ha sido el más cristiano que, desde mi perspectiva, ha existido: es Francisco I, no II ni III, y quienes conocen el arquetipo que representa san Francisco de Asís, sabrán lo elucuente que esto es: esta selección de nombre fue una declaración de intenciones, en medio de una iglesia que no le ha hecho mucho caso a esa parte verdaderamente moral del Nuevo Testamento, ni al ejemplo que representó la vida del santo que eligió la pobreza como parte de su vida, y que se le relaciona con el amor a los animales y la naturaleza. La mayoría de cristianos repudiaría en la práctica, al Antiguo Testamento si lo leyeran de manera meticulosa, por eso es que pienso que Francisco ha sido el más coherente con lo que dicta la doctrina cristiana, haciendo de lado al A. T., ya que en la realidad, estructurar un sistema unificado con los testamentos sintetizados, es, desde la lógica formal y la ética, crear una estructura contradictoria e insostenible.
De todos modos, el haber sido como fue, quizá sólo era la encarnación de una estrategia del Vaticano para limpiar un poco su imagen, ya sin remedio, poco respetable.
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