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Mostrando entradas de febrero, 2022

La bandera más bonita ¡qué tontería!

La bandera más bonita... El patriotismo es obsoleto, históricamente destructivo, y es el narcisismo máximo, el narcisismo que tiene como fuente una cultura nacional autoevaluada desde la ignorancia del otro... ¿La belleza de las banderas? De verdad que la gente se preocupa —y se entretiene— por idioteces y cosas sin trascendencia. Leí un titular sobre un supuesto concurso de belleza de banderas... Me limité a leer el titular, debí leer el artículo, pero no tuve la voluntad sino de escribir sobre lo que esto me inspira.  El orgullo patriótico es ignorancia, indolencia, y despreocupación por las cosas realmente importantes, como la interdependencia a nivel biológico y cósmico —y no menos importante, interdependencia afectiva— de todos los que pisamos este trozo heterogéneo de elementos químicos, que es nuestro único hogar. ¡Qué importa una bandera o el orgullo que ella te inspire, cuando parte de la nación, buena parte, vive con lo mínimo! Orgullo debería dar el desarrollo, la prosperida

Conspiranoias

Algo que me sorprende del pensamiento conspiranóico es que miente con tanta facilidad, con tanta seguridad, que se hace visible que ellos mismos, quienes asumen este pensamiento, son los primeros en tragarse esas mentiras, porque evidentemente han recibido la información sin contrastarla (asumir una conspiranoia es sinónimo de darle rienda suelta a tu sesgo de confirmación), y siguen reproduciéndola porque no se ha verificado o simplemente, en vista de las incongruencias insoslayables que salen a relucir, no aceptan la debilidad argumental de sus creencias.  Decir que Soros, Bilderberg, el 20-30, la ONU..., son marxistas, y quieren conquistar el mundo, (por hablar de una porción del espectro total de las tantas conspiranoias que existen) además de ser un despropósito, es decir sin pudor (o bueno, sin saber que lo haces, más bien) que no has leído o entendido ni siquiera la línea que empieza con "Un fantasma...", y mucho menos posee la delicadeza de ver que la propia voluntad