El profesor y poeta Pedro Cuartín, junto a la poeta Wafi Salih |
Pedro
Cuartín, El Iconoclasta (I/II)
Para
los que estudiamos Literatura en La Universidad de Los Andes, Núcleo Trujillo,
nos es conocido el nombre de Pedro Cuartín, que aunque profesor jubilado ya
hace unos cuantos años del departamento de Lenguas Modernas de la Universidad,
no ha dejado de estar ligado a este recinto ni de la vida artística e
intelectual de nuestro estado andino venezolano. Cuando hace ya casi diez años
varios estudiantes del Núcleo Rafael Rangel de la ULA, en un grupo tan heterogéneo
como eufórico de artes llamado Almas sin
Rostro, organizaban cuanto evento artístico se les ocurría hacer (se les
permitiera o no) en los espacios universitarios, el profesor Pedro Cuartín era
asistente recurrente. En más de una ocasión participó como expositor en dichas
actividades, regularmente surgiendo en él como parte de su intervención alguna
ocurrencia, una reseña literaria o lingüística que cambiaba el estado de los
que allí le llegamos a escuchar. Su hablar, su discreta irreverencia, su peculiar
sentido del humor, y su modo de propiciar el pensamiento, son algo que se puede
percibir en algunos de sus textos, en este caso, el ensayo Iconoclastia y Poesía, contenido en su libro Somos Árboles y Latidos de la Memoria (2005).
Expone
en este ensayo lo transgresora que es la poesía en su esencia de arte de la
palabra, por ser esta “inherente a la subversión porque el lenguaje subversivo
busca disolver lo estatuido para levantar, notoriamente, un margen inmensurable
de imaginación, centrado en lo inexistente”; esto es, en lo que deseamos como
próximo a verse, en los ideales, en lo anhelado... La poesía es un reclamo al
presente por aquello que no se puede percibir ni poseer, por lo que no se puede
habitar; es un reclamo a lo asentado, a lo establecido, que muestra intención
de uniformarnos para el hastío y la vida artificial, porque así funciona, se
nos quiere curar intensificando la causa: a fin de cuentas, veneramos a esa vida artificial como magnífica.
Desde la perspectiva de quien hace academia y la siente y la hurga, pero que
conoce las hermosas arbitrariedades del arte, el profesor Cuartín desmonta las
concesiones con la dogmatización que se encuentran en distintos espacios del
pensar y quehacer humano: la moral, la lingüística, lo litúrgico y lo
académico. Destaca la subversión en cada uno de estos espacios porque considera
a la misma desencadenadora de nuevos aportes para el enriquecimiento de nuestros
conceptos de la realidad. También se podría decir que para Cuartín Iconoclastia
y Subversión son lo mismo. Cuando nuestros ídolos, lideres, paradigmas o
dogmas, entran bajo escrutinio de nuestra razón y esta los despoja de su infalibilidad
nos permite la “transfiguración”, el desplazamiento de esa infalibilidad a nuestro terreno, a nuestro nivel, lo cual no es
raro que deje como resultado la experiencia trascendental.
La
imaginación creadora siempre recurre a
la transfiguración, a la modificación intencional de la realidad y para ello se
vale, desde el ángulo lingüístico, del tropo, de la mudanza que podría, entre
otros caminos, dirigirse a las subversiones moral, lingüística, litúrgica y
académica.
La
razón de que surja la iconoclastia ante estas columnas del pensamiento humano, es que esta virtud subestimada,
muy necesaria y no abundante por estar satanizada, es instinto que se activa por la constante sensación de incertidumbre, que se manifiesta en nuestras limitaciones cognitivas, en forma de duda o insatisfacción, y por ello la búsqueda de lo otro o próximo:
se trata entonces de cuestionar,
simplificándolo a este concepto, porque ello significa lo contrario al estatismo
del conformismo, considerando que en el
cuestionamiento de lo establecido está un
elemento para el progreso. Y ¿contra quién alzarse, hacerse subversivo, sino contra los históricos
regidores de la inmensa periferia humana?
Los
grandes hombres de la historia han sido grandes transgresores, también; no es
concebible una gran acción sin un
principio de transgresión. Podríamos malgastar letras enumerando ejemplos, para
llegar al mismo punto, que es que lo establecido, el centro generador de verdades y premisas, se sostiene del
aprovechamiento egoísta de su poder para desventaja de las mayorías, y el
inherente instinto que nos lleva a
cuestionar lo que sucede en rededor, hace que muchos luchen contra las ataduras
sociales y morales, y reaccionar contra lo que merece ser degradado,
desmontado.
Bibliografía
Pedro Cuartín. Somos Árboles y Latidos de la Memoria. 2005. Ministerio de la
Cultura/CONAC. Caracas, Venezuela.
Gracias amigo...mientras pergueñemos palabras, pedradas, cuartines de imágenes, Pedro no estará en el lugar indigo que fue recluido...Gracias
ResponderEliminarFE DE ERRATA: INDIGNO
ResponderEliminarEl poeta Javier Abreu me habló de eso hace unas horas... Desconocía eso. Que esto sirva como homenaje para quien lo merece...
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