Carta a Alejandro Viera. In Memoriam
A
D. M.
Hola
Alejo, espero estés bien mi pana. Me
complace confirmarte que eres padre de una niña hermosa, y aunque no comparto
con ella hace unos dos años, cada vez que la veo por fotos, ella está sonriendo
y en actitud de espontánea diversión; estoy seguro que con todo y la Venezuela de
hoy, una que por fortuna no conociste pero entreviste, ella es una niña feliz. Sé
que te conocí muy poco, y la verdad conozco a pocas de las personas que te estimaron,
pero a través de Dana sé que tu recuerdo se mantiene muy vivo en medio de
muchos.
Chamo,
te graduaste con honores, en una carrera tan poco convencional como Letras, con
honores, recuerdo que hablar contigo le mostraba a uno que prometías y fíjate,
la impunidad te hizo un número anual. Esa sensación de la que adolece el que no
se sabe vivo, el que se mueve por impulso primitivo, sin penetrar en ese asunto
de las consecuencias, esa sensación ya tan difundida, es la culpable de que
esto se haya dado así, de que tú seas una imagen idealizada y no la realización
sostenida de lo que de ti ya habías logrado; hay que ver sin pudor que el
culpable de esto es un cuerpo vacío, hueco de toda posibilidad de reflexión porque
su razón fue claudicada, que se mueve gracias a una tracción indeterminable, algo
típico en un contexto que ha sido llevado a los extremos por motivos absurdos y
que tú no me vas a creer porque ingenuamente pensamos a muchas malas mañas como
cosa de antaño, todas ellas sobre límites como la responsabilidad, la solidaridad,
la justicia, la empatía, la honestidad. Se ha dicho tanto sobre la realización
de ideales elevados en medio de la más grande demostración de crueldad que
podamos recordar, que no me creerías.
Pero no hay problema, soy testigo de que la
justicia para ti está en marcha. Recuerda que nuestros métodos no son del todo
eficaces ni mucho menos apresurados, y más en medio de tanta arbitrariedad que
estorba como abundante lodo y estiércol. Ya, esta marcha está encaminada a
reivindicarte, a recompensarte por tú sacrificio de mostrarnos lo flagelante de
nuestros errores y omisiones, ya está hecha paso unísono de millones. Sí,
fíjate que la beba, Dana, yo y ese montón de gente que te extraña, un país
entero, busca hacerte Nombre Alto,
memoria de afortunado valor: créeme que lo que más queremos es hacerte justicia,
porque los miles de nombres despojados cobarde o irresponsablemente de la
existencia, son cada uno tu nombre. Tú, por esa beba hermosa y alegre que nos
dejaste para acompañarnos y enseñarnos, debes dejarte de eso de ser un número
anual y empezar a dedicarte a platicarnos de las posibilidades que nos estamos
negando los que continuamos caminando, porque ya está bueno, es hora de que ese
llanto ya no sea en Dana una antesala de tu recuerdo. Todos en Venezuela te
estamos pensando cuando queremos justicia, por eso lo de los nombres, ten en
cuenta que no siempre te llamaremos por el tuyo, porque créeme también esto, el
país entero te extraña, te extraña a cada momento y en cada uno de sus
inocentes burlados porque tú eres cada uno de ellos.
Tú justicia será la justicia de todos.
Me has dejado.....gracias TU.
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