Estamos ante un libro de complicada clasificación; no se le puede decir novela, menos considerar colección de cuentos; se nos muestra como una suerte de enciclopedia biográfica de autores ficticios americanos que se adherían –o adhieren, ya que algunos morirán en esta década del 2020- ideológicamente a personajes históricos y sus causas, como Franco, Hitler y Mussolini. El último texto “biográfico”, sobre Carlos Ramírez Hoffman, es más cercano al cuento policíaco que a la biografía, y por esto nos despista: ya el narrador se hace personaje, y aunque no figura el Roberto, sí el Bolaño, lo que hace que nos preguntemos ¿es Roberto Bolaño este Bolaño? ¿Es Roberto Bolaño, o este Bolaño, el que narra las pintorescas y no pocas veces infames vidas de todos los anteriores escritores? Sin duda es un libro que demuestra erudición sin caer en la pedantería, de lectura muy amena, que en más de una ocasión nos hace dudar si de verdad es ficción en todo su esplendor o si hay algo de histórico en algunas de estas biografías. Lo que sí, es que quien narra estas vidas no se detiene en sentimentalismos o sublimaciones ante estos hombres y mujeres que nacieron en algún punto, de norte a sur, en tierra firme o insular, de este continente multicolor y multilingüístico, lo que nos hace pensar que no hay una intención moralizante tras este discurso: el libro es concebido como una enciclopedia biográfica y deja que la vida de los escritores hable por sí sola; esto al parecer, porque es inevitable no sentir cierta repulsión por la mayoría de estos escritores, aunque americanos de nacimiento, nazistas, fascistas y falangistas… según el título del libro, genéricamente nazistas… y según Umberto Eco, genéricamente fascistas.
Haitianos, bajitos y morenos, mujeres y hombres de nombres de origen alemán o español o francés, estos escritores, que unidos por la variopinta idea de un orden social más bien excluyente y elitista –El Ur-Fascismo es contradictorio-, son también en sí mismos, producto de la confluencia de culturas que en América se ha convertido en una especie de sello étnico –si es que esta heterogeneidad genético-cultural admite la idea de unidad étnica. Pero el fascista es un inconforme con su entorno —mas no de la manera en que lo es un inconforme progresista: el fascista es un inconforme-resentido con su entorno, que anhela su destrucción, que de manera egoísta busca imponer ese anhelo propio obviando que la diversidad y el progreso son característica y aspiración universal, por eso algunos de estos escritores idealizan lo que sus convicciones, más bien dogmáticas, les sugieren como lo más adecuado; dice Irma Carrasco, "citada" por el narrador: “El único sistema político en el que creo a ojos cerrados […] es el teocrático, aunque el generalísimo Franco tampoco lo está haciendo tan mal” (p. 89). Y es que una característica que unifica a todos los escritores que en este libro se mencionan y describen, es que no pueden evitar añorar una sociedad que vuelve tras sus pasos y toma a la tradición como fuente de inspiración. Por ejemplo, Willy Schürholz (pp. 100-105), chileno, en plena dictadura militar, tiene unos amigos que, ellos no lo saben, pero son muy distintos a él: “Sus amigos, poetas vanguardistas y por regla general opositores al régimen militar, lo apodan cariñosamente el Portulano hasta que descubren que Schürholz profesa ideas diametralmente distintas de las suyas” (p. 102).
Las características que U. Eco señala en su escrito moral sobre un fascismo eterno, no son difíciles de encontrar en cada uno de estos escritores. Conservadores, contradictorios, opositores de la diversidad y la amistad total entre humanos, elitistas… Es fácil hacer con ellos un juego de pars pro toto: y esto porque, en palabras de Eco, aunque pueden verse y hasta comportarse de maneras distintas, siempre encontraremos en ellos algún “aire de familia” (Eco, p. 47)
Referencias
-Bolaño, Roberto. (2008). La literatura nazi en América. España. Anagrama.
-Eco, Umberto. (2012). Cinco escritos morales. Argentina. Sudamericana.
Comentarios
Publicar un comentario