Antes de emigrar de Venezuela una frase se grabó muy bien en mi mente, no recuerdo si la leí o la escuché decir, obviamente tampoco recuerdo de quién proviene, pero me pareció tan reveladora que no dejo de citarla: "En Venezuela todos en el fondo son tan de derecha, que creen que Chávez y Maduro son de izquierda".
La frase no me ha dejado porque la experiencia de estos casi cinco años fuera de mi país, me ha dicho que esto no aplica sólo para Venezuela, sino para toda Latinoamérica, en donde el innegable sincretismo de la moral católica y la nunca extinta injusticia social han hecho de las suyas. Por eso me he apropiado de dicha frase, con ciertas modificaciones: en Latinoamérica tenemos muy arraigado un pensamiento tan conservador, tan de derecha, que muchos creen que Chávez, Maduro y unos cuantos innombrables más, son de izquierda sólo porque se dicen de izquierda.
La superación de la tradición ominosa que nos ha mantenido subdesarrollados, deculturados, en términos de Darcy Ribeiro, no es una cuestión de palabras, sino de acciones. La ideología es otra variedad de opio para los pueblos. Todavía no salgo de mi asombro al ver que quienes se llenan la boca con palabras como justicia, antiimperialismo, soberanía, dignidad, patriotismo... (democracia prácticamente no la usan, por todos los filos que esta tiene) sean los primeros en ultrajar las constituciones de sus países, esas constituciones que, paradójicamente, les han dado legalidad y la posibilidad de ejercer el poder; han prometido ser una superación de la tradición, pronunciando, ahora entiendo que con cinismo, no pocas verdades históricas, y han terminado por convertirse en una nueva élite en el poder, totalmente desconectada de la realidad del pueblo que les dio la oportunidad de gobernar.
Por eso cuando se me habla de un gobierno de izquierda en la América Latina, tengo la sensación de escuchar un cuento de hadas, algo que sólo un niño en su ingenuidad creería. Decirse de izquierda no significa, a priori, ser estrictamente ético. Pregonar una moral, una ideología, no es una prueba de incorruptibilidad.
En Latinoamerica hay muchos conservadores que se creen de izquierda: son capaces de acciones tan de derecha, como la de defender gobiernos en vez de humanos.
"Hacer es la mejor manera de decir", nos sigue recordando, ahora con cierto tono de reclamo, José Martí.
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