Debo hacer una confesión personal, un tanto desagradable, pero ilustra muy bien mi situación política y de inmigrante venezolano que soy: yo no defeco, yo me comunico con Nicolás Maduro.
La verdad es que yo, como estoy seguro pasa con la mayoría de mis congéneres, no conozco lo que es el acoso. Es más, soñaba de adolescente con que me persiguieran las chicas. Esto hoy día, lo encuentro tan revelador sobre lo que no he vivido y que otras personas sí, como elocuente sobre los prejuicios tan internalizados que tenemos como individuos sociales.
Comentarios
Publicar un comentario