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Los gobernantes nos necesitan y deberían temernos

maduro y su mujer preocupados por el sabotaje internacional y la situación de su país
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Los gobernantes nos necesitan y deberían temernos

En Venezuela el gobierno no tiene una lucha contra el imperialismo, que efectivamente nos ha saqueado desde hace siglos, sencillamente están cambiando de saqueador. Si se quiere hacer notar que hay una lucha sincera contra los terribles poderes y capitales actuales, no se deben llevar a la población por delante, fríamente, como si se tratara de algo descartable, sino convencer a todos de que este otro camino es el camino. Son malévolos por igual el malo conocido y el bueno por conocer. Me causa gracia escuchar de terrorismo externo a delcy rodríguez y a nicolas maduro (todos ellos se han ganado nombres con minúscula) cuando este en realidad no se comporta como un presidente asediado por fuerzas extranjeras que lo quieren tumbar del poder. No hay una pizca de dignidad en su discurso, menos coherencia. Es que no hay nada de coherencia y no hacen más que darle la razón a los asquerosos que desde hace rato se frotan las manos al ver que el gobierno se las pone fácil al momento de conseguir razones y argumentos para una intervención extranjera. Si hay algún tipo de dignidad en el gobierno, que se midan en elecciones, que demuestren que como gerentes de la nación tienen la capacidad de gerenciar una solución, pacífica, democrática (maduro usa mucho la palabra paz, pero nunca “democracia”). Lo he dicho muchas veces, y es axiomático, yo no lo inventé porque es una conclusión a la que cualquiera puede llegar: si este gobierno, en más de diecisiete años en el poder no ha podido lograr estabilidad, no es ni de cerca un buen gobierno. “No me dejan gobernar” es una frase que resume todos los argumentos de esta gente para excusarse de tanto desastre, como si fueran (y lo son) unos limitados, y así librarse de toda culpa con una declaración tan burda, infantil y mediocre: si es cierto que no los han dejado gobernar, que los sabotean para intervenir al país, entonces no den más razones para que el pueblo venezolano, deprimido, reprimido, desesperado, desee semejante barbaridad, porque nadie entenderá la situación de un venezolano en Venezuela más que un venezolano en Venezuela. Estamos en medio de una lucha global de poderes; lo que sucede en Siria no es tan ajeno a lo que sucede en Venezuela como parece. Y si hay alguna dignidad, esta no reposa sobre ningún hombro de ningún líder mundial. ¿Solución? Nos la han arrebatado porque aun hay personas que creen que la prosperidad la logrará un Mesías político, o peor aun, un Mesías espiritual que salvará selectivamente a una parte minúscula de la humanidad: nos han quitado la posibilidad como pueblo, de deducir que todos y cada uno de nosotros, juntos, somos el Mesías que necesitamos. Los gobernantes nos necesitan y deberían temernos, ¿no es eso algo que a estas alturas de la historia tendría que entenderse y nosotros, los pueblos del mundo, asumir? 




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