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En democracia es que los anarquistas podemos ser escandalozos

Creo que de Chávez fue que oí por primera vez la palabra neoliberalismo. Decía él que luchaba en contra de esa doctrina. Que quién sabe qué significa, porque nadie me la sabe explicar, así que por ello me doy cuenta que es muy fácil luchar contra un enemigo que sólo tu conoces y sólo tu puedes prefigurar. ¡Y cómo se entusiasmaban todos al oírlo, a Chávez, cantar victoria contra ese hombre de paja!

El problema es que el neoliberalismo es real, es cognoscible, y deja marcas profundas: y lo cierto es que nadie está al sol de hoy, luchando contra el neoliberalismo, nadie, porque todos, los que se dicen izquierda y los que no pueden sino ser derecha, están concentrados en destruir una sola cosa: la democracia. 

Aunque muy vilipendiada, la democracia es la única que nos otorga derechos y nos ofrece un campo de acción un tanto más amplio, y con posibilidad de ampliarlo, ya que de eso sobran evidencias, de entre todos los sistemas que hemos conocido. Por lo menos en escala de las naciones contemporáneas.

Nunca he pensado ir ni de visita a Estados Unidos, pero prefiero mil veces su sistema, que aún siendo muy injusto y sobre todo desigual, es más llevadero que las cleptocracias que gobiernan China, Rusia, Irán, Cuba, Venezuela, Corea del Norte... 

Entre otros —contando a los anulados de empatia o de posibilidades de saber— quienes no han vivido el peso de un estado autoritario, o de individuos que encarnan dicho estado, desconfían totalmente de la democracia y quieren derrumbarla, mas ¿a cambio de qué? En un interesante texto que el poeta y documentalista estadounidense Clifton Ross publicó en Prodavinci.com hace ya unos años, y con quien tuve la oportunidad de conversar en repetidas ocasiones, ya que el problema del chavismo lo atrajo hasta el desencanto... leemos una idea que es principal: no podemos llegar del capitalismo al socialismo, u otro sistema político-económico alternativo, queriendo sustituirlo con un manotazo y una sacudida; no puedes dinamitar las bases del edificio en que vive la población para luego al fin encontrar el estado ideal para hacerles justicia.

Los limitados, los tradicionalistas, conservadores ambidiestros, los que piensan sólo después de leer una receta, en vista de que la sociedad se desmorona, luchan contra lo único que nos ha dado resultados tangibles, además de la ciencia: la democracia y sus valores básicos. Es mejor una democracia que necesite cuidados intensivos, a una que ya falleció. 

Por eso me recuerdo constantemente que en democracia es que los anarquistas podemos ser escandalozos. Y lo sé, sé que se le vino a la mente la cantidad de periodistas que mueren al informar, por ejemplo, y reclamarme que eso sucede constantemente en países democráticos, pero hay que recordar que quienes victimizan a estos comunicadores, incluidas figuras de poder local o global, no son un problema de la democracia, sino algo exponencialmente más complejo, y que tiene solución a la vista, y bastante intuitiva: una nación de demócratas, de individuos conscientes de su impacto en la masa; Antonio Porchia nos diría "cargue cada quien sus culpas y no habrá culpables". La democracia no funciona mejor, simple y llanamente porque la gente no comprende los beneficios de vivir en democracia. Y si no lo cree, lea la Constitución de su país (de ser su país democrático). 

La democracia está en constante cambio y perfeccionamiento en todo lugar en que esta se desarrolla —Platón hoy día no entendería la manera en que la concebimos—, por eso no podemos exigirle resultados universales, ya que esto sería análogo a reclamarle a una masa que apenas se está horneando, que no se haya cocinado aún. La diferencia es que por decir, un pastel, se hornea en menos de una hora, y una democracia se instaura muy lentamente, porque la democracia debería convertirse también en una herramienta cognitiva que nos permita aprehender el mundo de manera más plural; por algo vemos la enorme compatibilidad y un contundente paralelismo entre método científico y democracia. 

Son pocos los siglos transcurridos desde La Ilustración. Paciencia, no destruyamos algo que necesita de más tiempo y compromiso para madurar, los beneficios son incalculables... 

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