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Sí, la culpa es de la mujer

Sí, la culpa es de la mujer, no de su agresor. Esto es lo que se puede deducir después de ver el video de Bárbara de Regil, en el que invita a las mujeres que sufren violencia doméstica a hablar con su agresor y explicarle que estamos en la vida para el amor... o algo así. Sí, tiene razón, estamos en la vida para eso, o mejor dicho, para eso deberíamos estar en la vida, para amar, ser amados, para experimentar la mayor cantidad posible de gratificaciones. Poniéndome existencialista, diría que de haber alguna razón de ser para la vida, esta es la de disfrutar lo más y mejor posible de la única oportunidad que se nos ha dado para transitar esta tierra: es un desperdicio la vida si el sufrir es más constante que el disfrutar (por eso las doctrinas que relacionan amor con sufrimiento, o purificación con sufrimiento, deben ser catalogadas con urgencias como malignas y "antivida", lo contrario es hipocresía o psicosis). Además, esta mujer es famosa (aunque, honestamente, escuché de ella por primera vez a propósito de un video en el que hacía el ridículo mientras se ejercitaba) y los famosos tienen una cuota de la atención de la población para nada insignificante: entonces, una mujer que en su mansión se ejercita, y tiene un público al que le habla y que la oye, va a generar un impacto, ¿cierto? Los ricos tienen acceso a privilegios que las mayorías no, como por ejemplo educación selecta, cultura amplia, ¿cierto? Si esta mujer en sus comodidades, en su holganza, que de seguro le ha permitido cultivarse, dice esto, ¿cómo ignorarla? La culpa es de la mujer, porque es la que debe hacer entrar en razón al agresor, no él, no él, no, no, y si existe este fenómeno de la violencia doméstica, es porque la mujer no ha hecho lo suficiente para detenerlo. Guiño. 
De Regil vive en una esfera de cristal, y su mente la tiene en otro lado, bien lejos de su cabeza, también dentro de una esfera de cristal. Por eso no puede tener más razón Lydia Cacho, mujer-héroe, al decir que "La ignorancia debe tener límites", porque aunque la ignorancia no requiere de mucho esfuerzo, vaya que es costosa. Decirle ignorante a una persona como de Regil en este contexto está lejos de ser una ofensa: ofensa sería quedarse callado ante tal ignominia, y no llamar a las cosas por su nombre.
La palabra ligera, cuando se masifica, es sumamente peligrosa. La libertad de expresión, como toda libertad, requiere de muchísima responsabilidad. 

Comentarios

  1. La ignorancia es atrevida!!! Cualquier cosa, aunque sea dañina, con tal de llamar la atención. La educación debe ser nuestra prioridad para no convertirnos en borregos y hacernos eco de opiniones tan "ligeras" e irresponsables como la de esa señora

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