Motivo POLITICA
Sentir en VOZ ALTA
Existe la idea genuina que todos tenemos y entendemos por Política. Idea que considero, se ha tergiversado sustancialmente en nuestro tiempo, sobre todo en los países de este lado del mundo, los mal llamados tercer mundistas. Un adjetivo que invita al repudio de todo lo que en él, existe, exceptuando sus minerales. Y todo esto viene al caso, por la sencilla razón del desconocimiento, de en manos de quien o, quienes, colocamos las riendas de nuestro PAIS. En la Grecia antigua sólo los hombres avanzados en edad, podían hacer política, por considerarse que era en ellos donde habitaba la sabiduría. Si contextualizamos un poco, estamos muy, pero muy lejos de lo que significaba para Grecia hacer política en aquél entonces (y no me refiero a la edad). En nuestro país hace “política” desde un analfabeta (en todo el sentido de la palabra) hasta alguien que apenas puede articular sonidos para pronunciar su nombre.
Muchos
pensarán que exagero, pero basta con invitarlos a ver una de las cadenas de
nuestro famoso y pintoresco regidor para que despejen toda sospecha. Y es que
hacer “política” va más allá de ser: el popular de la cuadra. Y mucho más allá
de pegar 4 gritos por la boca de un megáfono. Para ubicarnos parcialmente en su
sentido primigenio, citamos su etimología, la cual se extrajo de una obra de
Antonio María Manrique Rondón, con el nombre de VOCABLOS CASTELLANOS DE ORIGEN GRIEGO, dice lo siguiente:
“POLITICA: (Del gr. politiké, de polis, ciudad). Arte de gobernar y
dar leyes. Conjunto de prácticas, hechos, instituciones y determinaciones del
gobierno de un Estado o de una sociedad”.
Ahora
bien, ¿en qué medida pudiera considerársele Arte
de gobernar a esta parodia? Donde la inflación rebasa los límites de la
sensatez matemática. Donde la inseguridad es más segura que el desayuno. Donde
la salud merece menos atención que las ideologías. Donde las universidades improvisadas
del gobierno de turno poseen mayor valía que las públicas de prestigio, y cuyo
propósito es el adoctrinamiento. Donde el maestro es el subordinado del obrero.
Donde se han creado más ministerios que escuelas. Donde reina la desidia, la
viveza, la escasez… ¿Cómo podemos seguir llamándole POLITICA a algo que ni
siquiera se acerca a su propósito? El descreimiento hacia la figura del que
ejerce la Política como tal, impera en todos sus sentidos.
El
político actual, es visto como un oportunista, un charlatán, un embaucador. La
desconfianza gobierna sobre estos grupúsculos de colores, de SEUDOIZQUIERDAS y SEUDODERECHAS, de centros y extremos; porque no es el bienestar del
menos favorecido lo que se persigue, sino el propio. Es necesario para hacer
política, poseer ciertos valores. Valores que promuevan el trabajo, el
compromiso, la equidad, la justicia, el bien común.
La
solidaridad debe imperar sobre todas las cosas. La política debe concebirse
como el médium cardinal para reorientar a las masas por senderos de salvedad,
no de condena. Donde la educación, la salud, la alimentación, el deporte…sean
prioridad, y el hombre nuevo que se levante, lo haga en beneficio de su gente,
no contra ella, como está sucediendo en la actualidad. La Meritocracia debe imponerse
como valor necesario en las políticas de
todo el mundo. Ya que, colocar la dirección de nuestras instituciones en manos
competentes, supone el buen curso de una nación. Y no suceda lo que acá en
Venezuela, donde los estudiantes carecen de aspiraciones y se retiran
parcialmente de las aulas de clase, con la tonta excusa (frase repetida hasta
el cansancio por estudiantes), cito textualmente: “Para qué estudiar si el presidente
que tenemos nunca estudió”. Nuestros adolescentes están dejando su destino al
azar, porque su modelo a seguir se construyó desde el azar.
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