No
es quién, es cómo
A la
gente, al Pueblo -Pueblo, me detengo en él y pienso que es término,
concepto e ideal tan malherido y prostituido en nuestro país- a estas alturas y
después de tanta crisis y "debate" al respecto, no le
importa si gobierna la izquierda o la derecha -y ojo, esto lo enuncio como
alguien que se identifica con la izquierda (y otro ojo, hay una izquierda que
se dice así como excusa, contradiciéndose en el hacer). A la gente no le
importan las ideologías porque a fin de cuentas todas son teorías y a ellos, a
la gente, a esos que trabajan duro y se pasan la vida buscando lo mejor, lo que
les interesa es que las cosas buenas para cada una de sus vidas, se den de una
vez por todas. Los políticos, ideólogos, estadistas, algunos intelectuales… se
preocupan por muchas cosas que realmente no le interesan a aquellos para
quienes trabajan. La ideología no nos da de comer, sólo indica caminos -y si
esta no reconoce en algún punto que no lleva a buen destino, no se necesita
mucha inteligencia para plantearse que es necesario un camino nuevo. Si es de
izquierda o de derecha, eso no le importa mucho al Pueblo, lo que le importa de
verdad son los resultados de la gestión y poder conocer eso del buen
vivir. Y claro, lo que se haga para el futuro. El Pueblo no quiere ser
millonario u ostentar opulentas posesiones materiales, quiere es poder hacerse
digno en el trabajo, enaltecerse en la sencilla y humilde grandeza de ser
y sentir, brindar a los suyos y a si lo bueno, lo grato de poder despertar
a diario; el Pueblo no quiere regalos ni subsidios, quiere planificar con
optimismo sus ideas y proyectos a corto, mediano y largo plazo, ganándoselos,
tener la confianza de que esos planes son realizables; porque,es ser útiles... todos
en el fondo lo que perseguimos, consciente o inconscientemente, es sentir
que somos útiles, despejar la amarga sensación de que “la vida es un
despilfarro”, como dijo un gran poeta suicida nuestro. Si alguien quiere
centrar su vida en acumular y acumular está en su derecho, pero no es el ideal
de todos; el ideal de las mayorías es poder vivir la única vida dada y poder
disfrutarla dignamente. A fin de cuentas, ¿para qué poseemos la dicha de la
experiencia si no es para disfrutarla? Somos un animal estético,
de la contemplación, el placer nos mueve. Nada más espantoso
que desperdiciar esta única posibilidad para sólo -o mayormente- sentir lo
desagradable.
A la
gente, al Pueblo que existe objetivamente -no ese
"pueblo" ficcionado que es excelente recurso
retórico del populista- lo que le interesa es compartir lo bueno, obviar
rencillas ideológicas inútiles, porque en la existencia objetiva las teorías
son sólo eso: teorías. Aportar es el verbo ideal, no imponer. El
universo y lo que sucede en él, es: y eso es irremediable: la
existencia y la experiencia son indiscutibles ¿Para qué tanta discusión si no
va a haber avance? ¡Para qué tanto desperdicio del momento si a fin de cuentas,
como dijo Porchia, "si nada se repite igual, todas las cosas son últimas
cosas"! Pensemos en que "el segundo anterior es imposible por
distante"... el segundo anterior siempre se está alejando inexorablemente…
¡Y no retorna!
Vamos
a reflexionar sobre esto: a la gente, al Pueblo, no le importa quién gobierne,
lo que le importa es cómo gobierne. Porque lo significativo no es vivir a
secas, sino vivir bien.
Toluca, México, 24
de noviembre de 2015
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