El mundo es más claro y más moldeable sin dioses, pero sobre todo, sin lo que los muy humanos representantes de estos, dicen saber sobre esos dioses, aunque no alcancen ver siquiera la diferencia entre lógica formal y sentido común, lo cual sugiere que no hay una mente superior detrás inspirándolos.
La vida sabe mejor cuando te das cuenta que se te ha dado sólo un bocado de ella. La vida ajena adquiere un valor incalculable cuando te das cuenta que a todos se les ha dado sólo un bocado de ella. Nada como cargar solo con el peso de la mente y la consciencia propia. No hay esperanza que valga la pena en los dioses y demás seres infalseables, el humano debe aprender que la esperanza, si la hay, debe ser construida, pero primero se debe saber que sólo puede residir en el mismo humano.
Nadie debe desperdiciar su única e irrepetible vida rodeado de sensaciones desagradables, ni aprendiendo que dañando a otros se puede gozar.
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