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Discursos de odio, desinformación, y redes sociales: asuntos de supervivencia y justicia

¡Al fin hago un reporte en Facebook sobre discursos de odio, y me hacen caso! En una publicación desinformada sobre la comunidad LGTB+, llena de seguidores de la desinformación, entre tantos mensajes destructivos y sesgados, uno de ellos resaltaba: mostraba en un meme la foto de Hitler, invocándolo para "solucionar un problema" sobre dicha comunidad, siempre conocida, siempre ocultada, mas, actualmente, bastante bien estudiada científicamente.

Con sólo rasgar un poco en el catolicismo más reaccionario, en el protestantismo más ciego, y buena parte de la izquierda que parece que no sabe que es conservadora, como la estalinista y maoista, podemos llegar al principal sustrato de su política social y económica, que es ambidiestra: el autoritatismo, la erradicación cognitiva de contrastes y matices, el pensamiento único, que no es asumido por los más brillantes, de paso, sino por los más egoístas. No existen gobiernos "progres" persiguiendo el cristianismo ni a quienes son homofóbicos, lo contrario si existe, porque siempre ha existido, es parte de la tradición, así que un autoritatismo de la corrección política, en la práctica, es una ilusión: que cada vez más personas identifiquen, entiendan, rechacen y ya no acepten las distintas violencias (las más comunes, gracias a las RRSS, son las de carácter verbal, igualmente destructivas), no hace que a un racista, un misógino, por nombrar un par, se le condene judicialmente, porque las redes están llenas de estas personas, son las que más abundan, como la información que consumen; esta última correlación no es gratuita, porque el fenómeno de la desinformación también está bien documentado. 

Las redes sociales le dan más relevancia a la desinformación, porque la mentira, o la ficción, siempre serán más llamativas que la realidad, que requiere, no pocas veces, información comprobada previa para ser comprendida; de allí el problema con el resurgimiento no despreciable de terraplanistas, creacionista, antivacunas y antiderechos en general (que creen que discursos como el que emito, buscan limitar la libertad de expresión, o que es directamente un discurso de odio, por alguna razón que aún no comprendo). 

La desinformación juega con esa parte de nuestro cerebro que nos hace preferir una pizza a una ensalada cruda. Muy bien lo ha advertido Jaron Lanier, y acá estamos, en medio de una decoración inspirada en camelos, donde el racismo, la xenofobia, la homofobia, la misoginia y el culto a la ignorancia, marcan la pauta. Lo más verídico en las RRSS, son los memes, que buscan el humor, aunque, también, a veces, muchas veces, dejan bastante que desear. 

Las redes sociales están educando políticamente a personas que, parece, estarán dispuestas a ceder sus derechos, creyendo que ese apoyo al totalitarismo que dan, no les va a afectar de ninguna manera.

Pero, y acá un necesario pero, yo pienso lo siguiente: si pudimos acabar con el poder absoluto de los reyes, que gobernaron por milenios, cuando se suponía que el mismísimo Dios los "pone y quita"; si aun con nuestras deficientes democracias y sistemas judiciales y legislativos, absurdos para el burgués promedio de finales del XIX, podemos vacunar gratuitamente a millones, educar masivamente, así sea hasta la alfabetización mínima, como política de la mayoría de Estados contemporáneos, ¿qué nos hace pensar que no podemos mejorar nuestras vidas, incalculablemente más cómodas, con más conocimientos comprobados, que las de nuestros bisabuelos y toda su ascendencia? Una de esas barreras la llamo tradición nostálgica, que es realmente una sustancia corrosiva para la urgente necesidad de coordinación global —desde un punto de vista empírico y racional— que hay que asumir: la nostalgia como proyecto es un gran fraude, y una no más pequeña necedad. El culto a la desinformación y a la discriminación, sigue ocultándose muy bien detrás de una frágil pero popular fachada de recato y sensatez. 

Debemos saber terminar de podar el feudalismo de nuestras mentes lo antes posible, es un asunto de supervivencia y justicia.

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