El que las personas cada día más descrean y desconfíen de las ideologías míticas no es una agresión contra las religiones, porque para empezar, las religiones son construcciones intersubjetivas, no un fenómeno exactamente igual en todos lados, no el producto de un criterio objetivo, ni menos un ente emocionalmente susceptible.
La ideología católica, particularmente, ha hecho demasiado daño (no hablemos de las cruzadas, ni de la inquisición o el veto a libros específicos, sólo nombremos a Marcel Masiel), y lo peor es que realmente no hay persecución contra ellos (desearían los religiosos más delirantes), lo que realmente está pasando, es que las personas están perdiendo el pudor de admitir que particularmente el catolicismo, es una fábrica de sociópatas que odian la diferencia, adoran el sufrimiento a niveles sadomasoquistas, no les importa vivir bajo disonancias cognitivas (el católico común no sabe lo ligada que está su ideología religiosa con por ejemplo, el racismo y muchos de los valores conservadores del nazismo, el franquismo y el fascismo); no existe ninguna persecución contra ningún grupo cristiano, simplemente se le está dando la espalda a esa ideología de manera gradual. Simple.
No sé si esto lo note el creyente, pero me he encontrado que la reacción va desde condenas y bendiciones, a claros llamados a acciones ofensivas, cargados de violencia, despojados de argumentos, justificándose bajo la defensa de una tradición que aunque se niegue, es perjudicial.
No existe ninguna persecución a ningún grupo cristiano a mi rededor, quizá en zonas de alto conflicto, donde se persiguen y se destruyen entre sí y los propios religiosos; lo que sí existe es personas vulnerables moral e intelectualmente, que no se atreven a admitir que mucho en la tradición nos es ya obsoleto y perjudicial en este contexto contemporáneo, en el que hasta para los religiosos hay que buscar espacio, porque ellos mismos no saben diferenciar, en un sentido abstracto, lo propio de lo ajeno.
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