El hecho de que los gobernantes de nuestros últimos veinti tantos años sean un completo desastre, y se ubiquen en el espectro político "contrario" al de Pérez Jiménez, no hace que debamos ver a este dictador con buenos ojos. (No olvidemos que al ser derrocado a finales de los 50s, fue recibido en España por nada menos que el criminal, e indiscutible violador de derechos humanos, Francisco Franco, que hundió por mucho rato a España en un total atraso respecto a Europa).
La nostalgia, y en particular la política, social e histórica, no tiene asidero en la razón y está despegada del conocimiento.
Que el presente sea terrible no es indicativo de que debamos ver al pasado. Si el presente no es grato, hay que informarse, contrastar información, y a partir de allí tomar decisiones para superar, no para retomar
Alabar a Pérez Jiménez a estas alturas es un gran error. No podemos idealizar el pasado, porque ni los cristianos primitivos eran perfectos, ni el mítico comunismo primitivo fue real... (Hay un libro interesante que hace un análisis de esto, "El problema de la conciencia histórica", de H. G. Gadamer).
Pérez Jiménez es, a todas luces de cualquier sistema legislativo democrático, moderno y respetable, un criminal: es como alabar al padre que golpea y chantajea a esposa e hijos, porque los tiene viviendo en una casa lujosa. No está mal vivir en una mansion, lo malo es vivir en ella sin dignidad.
Alabar a Pérez Jiménez es un acto que sólo se desprende de un enorme desconocimiento de la historia de Venezuela, de sus contextos, como también el no percatar lo que significa para las mayorías, vivir en una dictadura de ese tipo (hay muchos tipos de dictaduras).
Terrible lo que denota para nuestro futuro, la idealización de este dictador de mitad del siglo XX.
Al parecer, los venezolanos no estamos aprendiendo ninguna lección.
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