La magia surte efecto en las mentes infantiles de muchos adultos, mas no en la realidad. Que presidentes y demás personajes se vean metidos en esos asuntos, no sólo habla de su mediocridad (más que de su maldad), sino de sus métodos tan ingenuos e ineficientes para intervenir en la realidad: el desear que la magia sea real, es un monumento a los atajos y a la inacción.
La verdad es que yo, como estoy seguro pasa con la mayoría de mis congéneres, no conozco lo que es el acoso. Es más, soñaba de adolescente con que me persiguieran las chicas. Esto hoy día, lo encuentro tan revelador sobre lo que no he vivido y que otras personas sí, como elocuente sobre los prejuicios tan internalizados que tenemos como individuos sociales.
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