En el acto —verbal, diplomático, físico, en la opinión, el de posicionarse a favor de una ideología antes que a favor de seres humanos, etcétera— de deshumanizar al otro, entreveo que probablemente las aptitudes cognitivas y morales de quien lo ejecuta de uno u otro modo, no logran siquiera insinuarle a sí mismo, ni a lo lejos, que al otro también lo arropa una complejidad. La mayor falacia que está destruyendo nuestros sistemas de derechos que por tantos milenios necesitábamos sin saber, se desmonta con la siguiente afirmación: no se aboga por los derechos de quien hace daño, sino por los derechos de quienes reciben los daños, no se aboga por el culpable, sino por el que comúnmente es acusado falsamente por particulares o el mismo Estado, y para determinar faltas, se necesita rigor, compromiso social, y desprecio por los atajos, sobornos, posición económica, las influencias, los sofistas, y las promesas sin resultados para todos... En dos palabras, rigor y compromiso. Discu...
Espacio para la reflexión en torno a distintos tópicos de interés humanista.